Opinião

Israel, cómplice directo del genocidio en Guatemala

30/01/2017

 

La complicidad de Israel con los gobiernos militares durante el conflicto armado interno en Guatemala, y en particular con el de Efraín Ríos Montt (1982-1983), vuelve a ser noticia hoy en el mundo.

Por Isabel Soto Mayedo

Un artículo publicado por el portal digital The Electronic Intifada revolvió de nuevo el avispero en torno al viejo secreto, gritado hace mucho a todas voces por los propios artífices de los crímenes que redundaron en la muerte y desaparición de 250 mil personas en este país centroamericano de 1960 a 1996.

‘Desde los años 80 hasta nuestros días, el extenso papel militar de Israel en Guatemala sigue siendo un secreto abierto que está bien documentado pero recibe críticas escasas’, asegura el sitio digital.

Y aunque reconoce que esa colaboración militar data de los 60, precisa que en la época de Ríos Montt, Israel era ya el principal proveedor de armas, entrenamiento militar, tecnología de vigilancia y otra asistencia vital en la guerra del Estado contra la izquierda urbana y los indígenas mayas rurales.

Tel Aviv proporcionó armas y entrenamiento militar al Ejército de Guatemala sobre todo a partir que el expresidente Jame Carter (1977-1981) redujo el apoyo de Estados Unidos a esos gobiernos por las acusaciones constantes de violación a los derechos humanos, puntualiza.

Menciona que en 1981 fue inaugurada una escuela, diseñada y financiada por Israel, para capacitar a militares guatemaltecos en el uso de las tecnologías de contrainsurgencia, y que en su primer año la policía secreta o G-2 localizó y allanó unas 30 casas de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA).

El G-2 coordinó el asesinato, la desaparición y la tortura de los opositores al gobierno guatemalteco, que frecuentemente cambiaron a través de golpes y elecciones durante los años 80, en tanto Israel continuaba siendo la fuente principal de armas y consejos militares de Guatemala, señala.

Recuerda que tras el golpe militar que lo llevó al poder en 1982, Ríos Montt comentó a un reportero de ABC News que había sido fácil instalarse ‘porque muchos de nuestros soldados fueron entrenados por israelíes’.

Mientras, la prensa israelita informaba que 300 asesores de ese país estaban en suelo guatemalteco entrenando a los soldados del exgeneral y citaba al consejero en el territorio, teniente coronel Amatzia Shuali.

Casi de forma paralela, el exministro de Economía de Israel, Yaakov Meridor, declaró que ocuparían el vacío dejado por Estados Unidos en aquellos países donde no querían vender abiertamente armas.

‘Vamos a decir a los estadounidenses: no compitan con nosotros en Taiwán; no compitan con nosotros en Sudáfrica; no compitan con nosotros en el Caribe o en otros lugares donde no se pueden vender armas directamente. Vamos a hacerlo… Israel será tu intermediario’, expresó.

The Electronic Intifada alude al comentarista Dan Rather, quien en su programa de CBS Evening News expuso en 1983 que el armamento avanzado y los métodos vendidos por Israel a Guatemala habían sido probados contra los palestinos en Cisjordania y Gaza.

Dice a su vez que, según el periodista George Black, la admiración de la derecha y de los círculos militares guatemaltecos hacia los israelíes era tal que llegaron a hablar en esos años de la presunta ‘palestinización de los rebeldes indios mayas de la nación’.

El sitio rememora que en enero de 2016 fueron arrestados 18 militares guatemaltecos en retiro por su presunta participación en crímenes de lesa humanidad durante la guerra y que un mes después, dos ex soldados fueron condenados en un caso sin precedentes de esclavitud sexual en ese ámbito.

Por otro lado, alude a la condena de genocidio contra Ríos Montt en 2013, que pese a ser anulada poco después por la Corte de Constitucional, estableció un precedente global de condena a la violencia intensa desatada por el Estado contra los pueblos indígenas mayas en Guatemala.

Al mismo tiempo que destaca el proceso por separado abierto contra el exgeneral en noviembre por la masacre en la aldea Las Dos Erres (1982), en Petén (Norte), donde los soldados entrenados por Israel quemaron hasta el suelo tras golpear con martillos las cabezas de sus pobladores y fusilarlos.

Investigadores de la Comisión de la Verdad de 1999 de la ONU ratificaron que ‘toda la evidencia balística recuperada correspondía a fragmentos de bala de armas de fuego y gavilanes de fusiles Galil hechos en Israel’.

 

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